En el Templo del rock: 40 años de La Tabaré

El sábado 8 de noviembre, la legendaria banda uruguaya La Tabaré regresó al Templo para celebrar 40 años de historia. En una noche cargada de simbolismo, la música y una puesta en escena distintiva ofrecieron un viaje por cuatro décadas de rock, poesía y sentimiento.

Desde los primeros instantes, el ambiente respiró historia. La banda, encabezada por Tabaré Rivero, irrumpió en escena tras una intervención artística que evocó, mediante el descenso de un grupo de personas uniformadas desde Platea Alta hasta la primera fila, la tensión y el clima de censura propios de los años de dictadura en Uruguay. Luego de la potente apertura, La Tabaré rompió el hielo con “A Renacer”, que hizo vibrar a la multitud desde el primer acorde. A partir de allí, el show transitó entre clásicos tempranos, con gemas de los ochenta y noventa, y composiciones más recientes, como “La Tecnocracia” y “País Belleza”.

Desde el inicio de la noche, el clima se transformó: luces que bañaban los rostros del público y de la banda, momentos de silencio para que la letra calara y estallidos de guitarra para que el Teatro latiera cada vez con más fuerza. Rivero, que había recordado días atrás que cuando la banda nació en los años ochenta solo esperaban hacer unas pocas funciones, se mostró desde el comienzo profundamente agradecido con ese público que, cuatro décadas después, continúa fiel a su arte. 

Más allá de la música, la celebración estuvo llena de guiños al pasado: canciones de los primeros repertorios, versiones que fusionaron rock con murga, blues y teatro, y pasajes de diálogo con la audiencia en los que se respiraba una complicidad genuina.

Uno de los grandes aciertos de la noche fue la presencia de invitados especiales, que aportaron su impronta al elaborado repertorio de 40 canciones, sumaron voces al festejo y reforzaron el sentimiento de comunidad que La Tabaré ha sabido construir a lo largo del tiempo. Entre ellos, Agarrate Catalina destacó con la fuerza y el color de su coro, acompañando al grupo sobre el final de la noche en “Ojalá” y “Alegrís”.

También dijo presente Riki Musso, que fue recibido con un cerrado aplauso al ingresar a escena para interpretar “Psicoanálisis” y “El Tacho”, en otro de los momentos más celebrados de las casi 3 horas de show. 

A medida que la medianoche caía sobre el Teatro, entre exquisitas intervenciones de vientos, bailarines e incluso bandoneón, el espectáculo se volvió ritual. El ambiente acompañaba los matices de cada tema y el público, entregado, cantaba como si cada palabra formara parte de su propia historia —y, de algún modo, lo es.

Cuando el último acorde de “Sociedad Alternativa” se fundió con la ovación final, el eco que quedó en el aire fue el de una convicción intacta. Más que una celebración, la noche fue un manifiesto: cuarenta años de creación, arte y resistencia. La Tabaré demostró que su fuerza no reside solo en la música, sino en su inconfundible y poética manera de mirar el mundo. Cuatro décadas después, la banda sigue desafiando el paso del tiempo con la misma intensidad con la que empezó.